de Carolina Cattel

 

Gabriel García Márquez es uno de los escritores más famosos del mundo, un narrador que ha encarnado el símbolo de la redención, no sólo cultural, de todo un continente; con él, la literatura hispanoamericana ha recuperado su propia identidad.

En el último siglo, Italia se ha consolidado como uno de los escenarios más atentos y receptivos para los escritores hispanoamericanos; sus textos han definido la historia y el mito de la identidad latinoamericana contemporánea, e Italia ha sabido interceptar la originalidad y el valor de ese contexto, dedicándole la atención que merecía, explorando las obras y apreciando los personajes. En concreto, el escritor colombiano contribuyó a un fuerte resurgimiento del interés por la literatura hispanoamericana, marcando todo el panorama literario italiano y europeo del siglo XX; con la publicación de su novela más famosa, Cien años de soledad, obtuvo un rápido éxito de crítica y público, una hazaña única y maravillosa. La primera edición italiana remonta a 1968, con la traducción de Enrico Cicogna por Feltrinelli. Esta obra introdujo en Italia la narrativa latinoamericana, hasta entonces poco conocida a pesar de la riqueza de sus obras. La llegada de Cien años de soledad se convirtió en el acto portante de la literatura hispanoamericana del siglo XX.

El elemento sobresaliente de la novela radica en la existencia de un universo imaginario que responde a una profunda necesidad de evasión del público: Macondo es un mundo hábilmente creado por García Márquez, que supo captar la necesidad de una época. Desde el principio de la obra, el lector queda cautivado por el universo de Macondo, aislado del resto del mundo e inmerso en una dimensión enigmática y sin tiempo. El lector se pierde en la interminable genealogía de la familia Buendía y en las intricadas historias de los personajes, que tienen en común el rasgo de la soledad.

A lo largo de su vida, García Márquez alcanzó una popularidad que sólo ha tocado a unos pocos autores; sus títulos más famosos han pasado a formar parte del trasfondo de todos los lectores, convirtiéndose en eslóganes muy extendidos, como Crónica de una muerte anunciada, o El amor en los tiempos del cólera, expresiones que aún se repiten en el habla cotidiana, alusiva o irónica. La verdad y la historia de Colombia se reflejan en sus relatos: García Márquez ha conseguido representar una condición, una realidad, hacia la que nunca ha fallado su compromiso civil. Es un autor que ha dado a conocer al gran público todo un continente literario, inexplorado que sólo se conocía a través de los clichés, los viajes imaginarios y los lugares soñados desde lejos, denunciando los estereotipos estratificados que Europa utilizaba hacia América Latina.

Uno de los puntos culminantes de su carrera fue sin duda el Premio Nobel de Literatura, en 1982: un reconocimiento mundial a la calidad de su obra. El premio fue para un hombre admirado en todo un continente inmenso y marginado, una figura en la que millones de habitantes vieron a su representante. Es famoso su discurso de aceptación del premio, "La soledad de América Latina".

El 17 de abril de 2014, el escritor que dio voz a un continente falleció en su casa de Ciudad de México. El mundo se despidió del narrador colombiano, del hombre que había logrado acercar a millones de personas a la literatura. La noticia de su muerte dio la vuelta al mundo, obligando a las redacciones de los periódicos a revisar sus páginas para dedicarle el espacio necesario. El mundo no podía reaccionar de otra manera ante su fallecimiento; era un hombre por el que muchos lectores sentían afecto, y se le recuerda en su país como "el colombiano más ilustre de la historia".

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