de Elisa Cilia
y Matteo Torani

 

 

Begoña Huertas (Gijón, 1965) es una periodista española y escritora de ensayos, cuentos y novelas, entre las cuales la novela negra "Una noche en Amalfi" (El Aleph, 2012). Ganadora del Premio Casa de las Américas en 1993, doctora en Filología Hispánica, actualmente colabora con varios periódicos y es profesora de escritura creativa en la UAM. En esta entrevista, realizada exclusivamente para Tinta Hispana, habla sobre el oficio de escritor, literatura y sociedad.

ESCRIBIR, UN PROCESO

¿Cómo has descubierto que escribir se convertiría en tu oficio? ¿Puedes contarnos cómo te has descubierto escritora?

En realidad ha sido un proceso. Escribo desde siempre. A los once años escribía guiones de radionovela (que retransmitía cada noche a mis hermanas), y a los quince, escribía poesía. A los diecinueve publiqué en una revista universitaria mis primeros poemas. Pero creo que fue a los veinticinco, cuando reuní un puñado de cuentos y me decidí a enviarlos a una editorial, cuando puede decirse que “elegí” dedicarme a la escritura como oficio.

A lo largo de tu carrera has experimentado con distintos géneros literarios, el relato, la novela, el periodismo, el ensayo, etc. ¿Ha habido una correspondencia entre estos géneros literarios y las etapa de tu vida? Desde un punto de vista literario, ¿cuál ha sido tu desafío más grande?

Durante un tiempo combiné la escritura de ficción con el ensayo académico y la crítica literaria, después la escritura de novelas con columnas de opinión. Mi último libro en este momento, El desconcierto, mezcla recursos de diferentes géneros, es un ensayo sobre literatura y enfermedad pero también es un texto autobiográfico. Para mí cada escritura de un nuevo libro es un desafío. Intento hacer algo distinto cada vez, repetir lo mismo no tendría sentido y además resultaría muy aburrido.

Con respecto al proceso de creación literaria, ¿por dónde sueles empezar a hilar la trama a la hora de escribir una novela? ¿Del final, de un factor o evento desencadenante, de la caracterización de un personaje? ¿Cómo encaras los impasses de la inspiración? Cuéntanos.

Cada proyecto, como decía, es diferente, pero en general puedo decir que me motiva más como punto de partida un tono, una voz narradora, una atmósfera; no tanto la trama, el argumento, que me importa menos.

No trabajo con esquemas previos, sí tengo un hilo del que ir tirando, pero este puede ser muy sutil. El libro se va creando a medida que lo escribo y lo reescribo. Tal vez podría decir que trabajo por capas: vuelvo siempre al principio y lo hilvano hasta el final, para volver al principio. Sería incapaz de ir escribiendo una frase detrás de otra dando por bueno lo que dejo atrás y no teniendo nada que corregir delante.

Esto me lleva a tu segunda pregunta. Los impasses de inspiración los encaro trabajando, trabajando en la parte, digamos, más artesanal del relato:

"[...] sí tengo un hilo del que ir tirando, pero este puede ser muy sutil. El libro se va creando a medida que lo escribo y lo reescribo."

repasando perfiles de personajes, recomponiendo estructura, corrigiendo repeticiones, aliteraciones etc. Tal vez podría decirse que los momentos de inspiración me hacen escribir, y los de no-inspiración, corregir.

¿Hay algún escritor italiano contemporáneo que aprecias particularmente o con quién sientes cierta afinidad? Asimismo, ¿ha habido algún clásico de nuestra literatura que ha marcado o inspirado tu forma de escribir?

Me encanta Cesare Pavese y con él comparto precisamente ese entender la escritura como un acto que se hace “a ciegas”. “Lo que uno escribe es siempre ciego”, dice. Y tiene razón. Solo una vez escrito puede volver uno sobre el texto y tratar de entender algo sobre su escritura, sus temas. El oficio de vivir fue durante muchos años mi libro de cabecera. Lo tenía siempre a mano en mi mesa de noche. Tengo mi ejemplar completamente subrayado.

“Hotel Kafka” es una importante realidad formativa en Madrid, donde se ofrecen cursos para todo tipo de necesidad literaria. Allí trabajas de profesora en el Máster de Escritura Creativa junto a escritores como Rafael Reig y Eloy Tizón. ¿Qué tipo de experiencia es enseñarle a alguien a idear y escribir composiciones literarias? ¿Crees que el de la escritura es un don o de verdad se puede aprender estudiando? ¿En qué medida esto es posible?

Sí, doy alguna clase en Hotel Kafka, y también en el taller de Escritura Creativa en el master de Literaturas Hispánicas de la Universidad Autónoma de Madrid. Creo que hay una parte del proceso de creación, que es la parte artesanal, que sí se puede enseñar: cómo aprovechar los recursos del lenguaje, cómo estructurar el material, pautas para construir un diálogo, uso del punto de vista etc. Por supuesto hay otro componente esencial, el talento, que es la capacidad de mirar las cosas de manera interesante y original, y eso no, no se puede enseñar.

El 20 de junio de 2019 has presentado tu proyecto de literatura en la Real Academia de España en Roma. El De rerum natura de Lucrecio ha sido tu fuente de inspiración para escribir esta novela. ¿Cómo afecta esta obra con el “tema de la identidad, de la dualidad cuerpo/mente, la conciencia y la construcción de lo que llamamos yo”, tal y como se lee en la web de la Academia?

De rerum natura es un libro maravilloso y me fascina como en el siglo I antes de Cristo Lucrecio estaba hablando ya de átomos y del ciclo de la naturaleza. Él niega la dualidad entre el mundo material y el espiritual, ya que “demuestra” que lo que llamamos alma también es algo material, como el cuerpo. Su premisa es que se pierde el miedo al comprender que estamos hechos de la misma materia que el resto de las cosas. Me fascina de Lucrecio ese afán por entender. Esa manera científica y a la vez poética de encarar la vida. La novela en la que estoy trabajando se titula precisamente La manía de entender, y trata, como mis anteriores trabajos, el tema del autoengaño, también habla de la construcción del yo. En esta ocasión estoy explorando un lenguaje más cercano a la poesía e incluso hay un componente visual. Mi paso por la Academia el año pasado ha propiciado esta mezcla de géneros que me interesa mucho.

"Su premisa es que se pierde el miedo al comprender que estamos hechos de la misma materia que el resto de las cosas."

Uno de tus artículos publicado en eldiario.es se titula “Quiero un empleo, trabajo me sobra”. Al leer esta frase me quedé pensando, no quise aclarar súbitamente su significado leyendo el resto del artículo, sino que decidí darme un tiempo para entenderlas. Y si tan solo con leer el título me quedé enganchada al reflexionar sobre la sutil pero enorme diferencia entre estas dos palabras, me quedé pensativa: una cosa obvia, pero ¡cuántas cosas puede “esconder” la lengua si seguimos leyendo siempre todo tan de prisa! ¿Qué piensas con respecto a la moda/necesidad del periodismo de adaptarse a tiempos de lectura reducidos, número de palabras definidos y contenidos secos y breves? ¿Te ha pasado alguna vez tener que adaptarte a estas normas de redacción?

Sí, claro, escribir columnas de opinión fue un reto porque era un formato bastante rígido, un número limitado de palabras y además tenía que tender algún tipo de vínculo con la actualidad. Disfruté mucho haciéndolo pero también es agotador. Si no quieres publicar cualquier cosa es algo muy exigente y también es difícil no repetirse. Después de seis años haciéndolo me di un descanso.

Volvamos al tema central de esta entrevista, es decir, la feminización de determinados oficios como el cuidado parental, la crianza de los hijos y el quehacer doméstico. La percepción, quizás un tanto estereotipada, que en Italia tenemos de España es de un país que ha logrado progresar muchísimo en cuanto a políticas y prácticas que apuntan a la igualdad de género. Y entre otras cosas porque, mientras entre los '80 y los '90 en España se emprendía un fuerte cambio en este sentido, en Italia nos preparábamos a recibir a Berlusconi como "el hombre nuevo" . Sobra decir lo aterrador que han sido más de dos décadas de cultura popular masificada a través de un imperio mediático que ha relegado constantemente a la mujer a mero elemento decorativo, reconociéndole cierta centralidad solo en cuanto objeto del deseo masculino. Lo que básicamente ha hecho en Italia el berlusconismo ha sido rediseñar las coordenadas del patriarcado: ha quitado el gris del prohibicionismo católico y ha destapado el deseo infinito de mirar y consumar en colores y en alta definición, todos los rincones del cuerpo de la mujer. ¿En España ha habido un proceso parecido de redefinición de los patrones patriarcales? ¿En tu opinión, cuáles son en España los ámbitos de la vida pública y privada que todavía se resisten al cambio? ¿Y qué pasa con los hombres? Desde tu perspectiva, ¿se está repensando la masculinidad?

Sí, es verdad que en España se ha avanzado muchísimo. Prueba de ello es, desafortunadamente, la reacción ahora de los sectores más conservadores. Se ha avanzado mucho y sin embargo todavía falta mucho. Vamos demasiado despacio. Sobre el papel la igualdad se ha conseguido, pero ¿en la práctica? No. Los cuidados siguen recayendo en la mujer, por supuesto como trabajo no remunerado; profesionalmente, las mujeres tienen que luchar el doble para conseguir ser tenidas en cuenta; los estereotipos continúan funcionando como corsés que nos limitan dejándonos siempre la peor parte o en un segundo plano; los que ostentan el poder siguen siendo en su mayoría hombres; la violencia de género es todavía algo tremendo y cotidiano. Creo que una parte de los hombres sí están replanteándose su relación con las mujeres, pero son pocos, es difícil renunciar a los privilegios cuando se tienen.

 

 

Al leer algunos artículos en el blog de eldiario.es he tenido la sensación de estar leyendo a una socióloga veteromarxista que no quiere asumir (ni tragarse) la historieta de que vivimos en la época de un turbo capitalismo postideológico. ¿Qué opinas al respecto? ¿Cuáles son tus referentes intelectuales contemporáneos?

Lo de la postideología, como lo del fin de la historia, es una tontería. No soy socióloga ni economista, no soy una teórica ni una intelectual, hablo desde el sentido común y a partir de lo que veo. Y lo que veo es, como decía el multimillonario americano Warren Buffett, que hay una guerra de clases y que van ganando los ricos. No puede ser que el dinero se acumule cada vez en menos manos y que no haya unas medidas de protección tanto para el conjunto de la sociedad como para el planeta. Mira, precisamente hace unos días estuve escuchando a Silvia Federici aquí en Roma, en la casa de mujeres “Siesta y lucha”, y en general me siento muy identificada con su punto de vista.

Por último, volvamos a la palabras y a su poder de custodiar mundos de significado; unos mundos que a veces un uso poco atento o tendencioso del lenguaje puede distorsionar. En nuestro blog cada mes presentamos una palabra, justamente con el objetivo de dar a conocer sus profundidades semánticas. Pensando en nuestros tiempos, ¿nos dejas con dos palabras que sientes muy tuyas y que te susciten respectivamente miedo y esperanza?

Egocentrismo / Naturaleza

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